Mengual: Entiendo que la política es un mundo de paso


Carlos Mengual, líder del Partido Socialista de Oliva


Con dos de azúcar decide cambiar de localidad. De forma casi improvisada, me encuentro charlando con Carlos Mengual, líder de los socialistas de Oliva.

De carácter afable, y siempre con una sonrisa, Carlos acepta el reto, nos mostrará su cara más dulce la del Carlos de ir por casa con bata y pantuflas. 

He estado indagando y sé que eres un olivense un tanto peculiar, un medio castellano. Cuéntanos, ¿qué relación guardas con Ciudad Real?

Mis abuelos maternos, Kiko e Isabel, eran de San Carlos del Valle. La verdad es que Oliva guarda mucha relación con este pueblo de 3.400 habitantes debido a a época del post-franquismo. 

Para aquellos que no lo sepan, he tenido la suerte de ser el pregonero de las pasadas fiestas.

Nos acabamos de enterar de que no te gustan los pimientos con arroz, “La Pebrera Farsida”, un plato típico de tu Oliva. ¿Cómo puede ser eso?

No me gusta el pimiento. Tengo un amigo que los hace muy buenos, o eso dicen, yo nunca me los termino de comer del todo. En torno a este plato, en Oliva, además, se hace un concurso, pero como somos oposición pues no nos invitan…[risas]

Yo soy más de figatell, que también es muy nuestro.

La semana pasada alucinamos con nuestro invitado porque quería ser Rock Star, ¿Y tú? ¿Qué quería ser Carlos Mengual de mayor?

No me lo había planteado. Yo era feliz, vivía feliz, con eso era suficiente. Ya en COU me empezó a interesar la historia, quería saber, conocer el cómo y el por qué de los hechos. 

Historia, una locura, o eso me decían “Carlos, historia no, que no tiene salida”. Hice un año de derecho, un desastre. La abogacía era el futuro de las carreras de letras, decían. Acabé licenciándome en Historia.

Es verdad que la música era otra de mis pasiones pero, al final, tomé la vía universitaria. No me hubiera desagradado ser trompetista profesional.

Pero, ¿trompetista o de charanga? Sabemos que te gusta la fiesta

[Risas]… A mi me gusta mucho la fiesta, es cierto, y la charanga. Ahora este mundo está más profesionalizado, no es como antes que lo asociábamos a dos canciones “tirate de la moto” y poco más. Ahora parecen Big Band

La música clásica o el Jazz, es algo a lo que me hubiera gustado dedicarme, ¿por qué no?
Y cuando cambiaste de abogado a historiado, ¿tu madre qué pensó? Sería un momento durísimo decirle no quiero ser lo que tú quieres que sea…

Fue un año conflictivo con mi madre. Encima de cambiar de carrera, me apunté a una banda de cornetas. Después de todas las clases pagadas en el conservatorio –interrumpo, le digo entre risas, que seguro que ella prefería la tuna a la corneta- [risas] Sí, sí, prefería la tuna [risas].

Al final conoció el mundo de la corneta y le gustó y todo.

Un año de los de igual me voy y no vuelvo…

Sí, sin duda. Ella vio que tenía una vida super enfilada, conservatorio, derecho… y la cambio por las cornetas y la historia. Era lo que le había tocado [risas].

Encima tengo una hermana que es un 10 estudiando. Se sacó Relaciones Laborales con matrículas de honor, era responsable…

A pesar de todo, yo se que mi madre me quiere igual, aprovecho, un beso mamá.

Abogado, historiador, político… ¿Eso pasa? ¿Cuál es el camino?

Empecé muy tarde en política. Siempre he sido socialista. En mí corre sangre republicana. Mi abuelo, además, era un demócrata de los de verdad, de los que luchaba por la igualdad y la libertad.

A los 17 o 18 años, un profesor me animó a apuntarme a Juventudes Socialistas. El mismo día, me hicieron Secretario General, y de ahí me vi atrapado en este mundo, que la verdad, es maravilloso. Tiene sus cosas malas, evidentemente, pero adelante hasta donde llegue. Entiendo que la política es un mundo de paso.

Una vez hablando con alguien comentábamos que la política debería ser una actividad vertical, si tu puesto es siempre el mismo algo malo pasa

Sí, la gente tiene razón. En los partidos, en el mío también, hay personas que se sientan en un sillón y viven allí eternamente. Eso es un error. La política debe de servir para aportar ideas, mejorando así la vida de los demás. 

En definitiva, un mundo de jóvenes –reímos porque entendemos que es un mundo pata nosotros, unos jovenzuelos- 

Energía no te falta, de pequeño, llevarías a tu madre loca…

Que va, yo era un “figa” un empollón que se suele decir. Hasta los 17 o 18 no salí de fiesta. Fumé muy tarde, salí muy muy tarde…

¡Uy! Y a los 18, el paso por la universidad, eso siempre marca un antes y un después...

¡Espectacular! Menos el primer año. Empezar derecho, adaptarte a una ciudad como Valencia… no me gustaba. Los de Oliva, somos muy de nuestra ciudad. Nos conocemos todos, nos saludamos… me agobié.

Un chico con 18 años es todavía un poco inmaduro, las chicas crecen antes. 

Los siguientes años fueron maravillosos. En el momento de estudiar, estudiábamos, y mucho – le recuerdo a Dolores, madre de Mengual, que no debe de escuchar esta parte de la entrevista- y cuando tocaba fiesta, alguien tenía que llevar las llaves de casa, yo me ofrecía [risas].

Por último, ¿Hacia dónde te diriges?

Estoy centrado en estudiar oposiciones, han comentado que no van a tardar en salir, y si se aumenta la enseñanza obligatoria hasta los 18 van a necesitar docentes, y yo quiero ser profesor.

Terminamos el tiempo de entrevista, aunque, lo confieso, nosotros seguimos conversando, esta vez, con una Coca-Cola, eso sí, con todo el azúcar, las cosas nos gustan dulces. 

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