Cristina González y Charo Castellà, participantes del programa “Cocineros al volante”

“El movimiento callejero a través del food truck es una experiencia maravillosa”
“Cocineros al volante” es un nuevo programa que se ha estrenado esta temporada en la 1 de Televesión Española. Quienes lo siguen, están enamorados de las chicas gandienses 'pin up' más divertidas. Lo que pocos saben es que Cristina González y Charo Castellà son de la Ciudad Ducal, amigas desde pequeñas y ahora unidas en esta aventura de las 'food trucks'. Un movimiento que pretenden instalar en nuestro municipio. Dos chicas a las que les gusta hacer de todo con “amor” y son dos luchadoras donde las haya. Muy queridas por el público por su simpatía y compañerismo, cualidades que les están llevando a ser claramente una de las parejas finalistas del concurso.

¿Cómo comenzó vuestra aventura conjunta en “Cocineros al volante”?
Cristina González:  Comenzó de una forma bastante rara. Me llamaron por teléfono porque estaban buscando gente que tuviera 'food truck' para poder participar en un casting. Y, sin pensarlo dos veces, nos presentamos Charo Castellà y yo, y acabamos participando en el concurso.
Charo Castellà: En un momento dado, Cristina decidió montar la caravana 'La Dolceta' para eventos de estilo vintage que se utiliza para bodas, comuniones, sesiones fotográficas, pero posteriormente llegó 'The Rolling Caravan' con un look de los años 50. Una caravana que nos representa por su estilo roquero y divertido.
Una aventura que arrancó... por vuestra pasión a los food trucks.

¿Cómo llegáis a The Rolling Caravan?
C.C.: Hace muchos años. Cristina es bastante pionera en esto y con ideas frescas, de hecho ya hace tiempo que tiene las dos caravanas. La primera fue 'La Dolceta' que es de principios del 2013,  y la segunda 'Rolling' que está circulando desde el año 2014.

¿Creéis que el food truck se está convirtiendo en un movimiento en estos momentos?
C.C.: Claro, y gracias al programa de “Cocineros al volante”, que esperamos que se expanda mucho. Queremos que la gente conozca lo que es el comer en la calle, a pie de calle, porque también se puede comer muy bien. Con una estética muy bonita, en un restaurante sobre ruedas. Estamos luchando muchísimo para que podamos instalarlo en algún punto, en algún córner, en alguna esquina y que la gente pueda comer a la hora que quiera, no como en un restaurante que tienes que ir a ciertas horas.

¿Es un movimiemto que nos puede llegar a hacer sentir independientes?
C.C.: Claro. ¿Cuántas veces te has ido a un restaurante y te han dicho que a tal hora cierran cocina? Nosotras luchamos para que esto tenga un horario, desde luego, regulado también, pero que la gente pueda comer a cualquier hora del día. Un poco más amplio y que la gente pueda elegir también.

¿En qué punto se encuentra la legalización y regularización de este tipo de food trucks?
C.C.: Quien quiera animarse para montar una food truck que sepa de entrada que es muy bonito, pero es muy duro. Fundamentalmente porque no está regulado y la gente lo que tiene son permisos. Mayoritariamente las personas que tienen las típicas paradas de panochas a la brasa, castañas, horchata, zumo de naranja… Esto está considerado como un producto tradicional y hay ciertas épocas del año en las que te pueden dar un permiso relacionado por este tipo de productos.
Pero si lo que quieres es hacer un tipo de menú diferente, encarado a la cocina, nosotras por ejemplo hacemos tradición a la cocina española con un toque “pin-up”, es decir, con mucho color. Si quieres ir en fallas y montar tu food truck en un punto específico, habría que hablar con los casales y con el Ayuntamiento; si quieres montarlo de repente en la playa de Gandia, tienes que hablar con el Ayuntamiento y como es nuestro caso, en estos momentos, nos han dicho que no.
C.G.: Estamos en ello.

Por lo tanto, ¿se han iniciado conversaciones con el ayuntamiento de Gandia para instalar esta caravana en algún punto de la ciudad para fomentar este movimiento?
C.G.: Sí. Hemos pedido permisos al Ayuntamiento y, de hecho, han sido muy amables y nos han atendido súper bien.
C.C.: No nos conviene estar en un mercado, nos conviene estar en un punto fijo en la calle. Queríamos aprovechar, también, este tirón televisivo que puede darle a Gandia muchísima publicidad. Aquí y en toda España. Lo que no podemos comprender, por ejemplo, es que hay ciudades que tengan la manga más ancha en este sentido, porque en Sevilla, que tenemos a nuestras compañeras de “La Cayejera”, ellas sí que tienen un permiso que les permite instalarse en ciertas calles de la ciudad. Con una regulación en la que la caravana no puede estar a más de 20 metros de un restaurante. Efectivamente, así no pisa el local que está de toda la vida, que tampoco tiene porqué pisarlo porque la verdad es que la comida de food truck no es de cuchillo y tenedor, es de comérselo a mano, de cogerlo e irte tal vez. En algunas ocasiones, algunas food trucks tienen una comida más gourmet, pero esa es la idea ¿no?
Tirón televisivo que, de hecho, os apunta como favoritas del programa. Hablarnos de vuestro paso por “Cocineros al volante”...
C.G.: El viaje ha sido muy apasionante. Tuvimos unos compañeros maravillosos, hacer la ruta es fácil.

¿La relación con los compañeros y los participantes es buena?
C.G.: Es súper buena, súper divertida y súper amena.
C.C.: Es muy buena para lo duro que es, porque hay muchas cosas que la gente no sabe. Visitamos ciudades maravillosas. Hemos estado en Ribadesella, en Ainsa, en Cambrils… no nos lo creemos. Hemos comido en restaurantes que ni nos lo creemos con estrellas Michelín. Pero lo que la gente no sabe es lo que nos une con el resto de compañeros de los equipos del programa, es que las caravanas hay que moverlas. Que cuando empieza el programa es muy bonito y estamos todos ahí ya posicionados con la caravana, pero coge la caravana, trasládala, haz kilómetros, ves en caravana con el resto de compañeros porque nunca sabes lo que te puede pasar.

Durante el programa se han cocinado diversidad de platos... ¿Qué pasó con el pollo al chilindrón?
C.C.: Bueno, bueno, el pollo no se nos olvidará jamás. Tengo fobia a los pájaros. De hecho, les tengo mucho respeto. Los picos y esas patitas, que vuelen, que no los puedas controlar, sus conciencias…Verlos ahí que están fiambre y que encima los tienes que trocear, y aparte es que lo hemos dicho muchas veces Cristina y yo, ¿si tuviéramos que matar los animales? Seríamos vegetarianas hace muchos años.

¿Qué otras curiosidades podéis contarnos?
C.C.: La rivalidad entre los compañeros. Pero nosotras somos muy pasotas y tan amigables…nos decían, ¡oye que es un concurso!, que vosotras tenéis que ganar. Y nosotras decíamos que daba igual, que lo que queríamos era pasarlo bien, cocinar y conocer a gente. Ese espíritu nos ayudó mucho. Pero destacamos nuestra relación por ejemplo con los Dali´s y los Maldonado, con el ganador de Masterchef y su padre, que son entrañables. Nos hemos convertido todos en una familia. Salimos del programa con el síndrome de Estocolmo.
Una experiencia que nunca olvidaréis, ¿no?
C.C.: Esto es un antes y un después en nuestras vidas. Nos ayuda a impulsar el negocio y también a conocer a gente muy importante dentro del mundo gastronómico, nuestros compañeros son gente muy potente también.
C.G.: Y luego la gente que está detrás que no se ve. Todo el equipo es maravilloso y no se puede decir nada malo de nadie. Desde el director, hasta los productores ejecutivos, los cámaras, sonido… Todos, todos.

¿Cómo valoráis el nivel del concurso?

C.G.: Va subiendo a lo largo de los programas, vamos conociendo a gente más maravillosa aún, y nada, hay que verlo. No se puede contar nada.
C.C.: Pero lo que nos sorprende también mucho, es que nosotras entramos en el programa como “cocinillas”. Cristina sí que sabe más de repostería y yo más de a pie de casa. Siempre hemos tenido muchísima inquietud gastronómica, si no, no nos hubiesen seleccionado tampoco.

¿Os habéis quedado con ganas de más?
C.G.: Sí, porque hemos coincidido con gente maravillosa. Entonces, como no hay nadie que te haya puesto una zancadilla ni te haya hecho un impedimento o te haya tratado mal… La gente en los pueblos por los que hemos pasado nos ha tratado bien y nos han atendido estupendamente.
C.C.: Pero a nosotras y a todos. Hay un momento en el programa en el que hay que dejar que pasen los comensales que son la gente del pueblo, que juzga los platos, entonces, tenían que elegir una food truck y todos cocinábamos lo mismo. Claro, la furgoneta de Carlos, tenía muchísima afluencia porque era el ganador de Masterchef. Pero es que, veías como en otras caravanas no estaba tan bueno el plato, y la gente decía que el plato estaba muy bueno.

¿Cuándo se emite el programa?¿Cuándo os podemos ver en “Cocineros al volante”?
C.C.: Tenéis varias maneras de vernos. La fundamental y prioritaria, todo el mundo sentado con un buen bol de palomitas, los martes a las 22.30 horas en La 1, “Cocineros al volante”. Luego, si se lo pierden, que sabemos que hay mucha gente que trabaja, y nos sigue, en la web nos pueden ver a través de RTVE. También nos pueden seguir en nuestras redes sociales, tanto en Facebook como en Twitter, The Rolling Caravan.

Por último, ¿qué les diríais a nuestros lectores sobre el nuevo movimiento food truck que estáis promoviendo?
C.C.: Tienen que seguir viendo el programa porque es el primer reality de comida sobre ruedas que se ha hecho en el mundo. Es decir, esto es un formato de programa único, y tienen que continuar viéndolo.
C.G.: El movimiento callejero es lo más divertido que hay. Llegar a la calle y ver que hay unas camionetas sirviéndote, y encima la gente que te está sirviendo es simpática, estamos siempre felices… Es una experiencia maravillosa.


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